19 sept 2014

La isla de las muñecas



La delegación Xochimilco en la ciudad de México es cuna de un maravilloso lugar con canales que desbordan vida y colores, sin embargo, por estos canales se llega a un lugar escabroso y sorprendente, cuyos visitantes quedan maravillados y  asustados por las leyendas que se cuentan ahí, además de la escena tétrica que ante sus ojos aparece cuando se pasa de frente, hablo de “la isla de las muñecas”.


Para llegar a este lugar hay que hacer un recorrido en trajinera. Las trajineras son el medio de transporte para los canales del lugar. Cuentan con techo para proteger del sol y están decoradas al frente con  flores que formaban el nombre de una mujer. Esta tradición surgió como un medio de conquista entre los hombres, sorprendiendo a sus novias con el detalle de su nombre en el transporte de su recorrido. 


Son varias las leyendas que rodean a esta “chinampa” la forma en que es llamada a los trozos de tierra o islas que rodean los canales. La primera explica la razón de las muñecas en la isla.

Julián Santana Barrera era un hombre solitario que se dedicaba a cultivar y vender verduras y flores en el mercado de la comunidad. Por su poca convivencia con los vecinos nadie solía tomarle mucha atención, hasta que un día empezó a difundir la palabra de Dios en las esquinas de la localidad, cosa que era vista como una blasfemia, acarreándole maltratos e insultos por parte de la gente.


Tiempo después, se le vio buscando entre la basura y los canales  a las muñecas, que sin importar su estado, recogía y se llevaba a su casa, las limpiaba e iba esparciendo por toda  su propiedad. El hecho no sorprendió a nadie, hasta que un día el señor desapareció de las calles, pensando todos que ya había fallecido.  


Para la década de los noventa, el gobierno del Distrito Federal puso en marcha el rescate ecológico de los canales de Xochimilco y fue ahí donde se conoció el destino de las muñecas que hasta ese momento era un misterio. La chinampa donde habitaba Santana estaba rodeada de muñecas que colgaban de los arboles, cables y en todo lado posible de la isla, sin embargo, aun no había una explicación para ellas, y  no se daba razones  para el acontecimiento. 


Poco a poco las dudas se fueron despejando, ya que algunos estudiantes desembarcaban ahí por curiosidad y la historia les era contada, a modo de agradecimiento ellos volvían con más muñecas para adornar la isla.
A la entrada de la isla se aprecia una cruz  que señala el lugar donde una joven murió ahogada hace más de 50 años. Este hecho marco a la isla en forma irreversible, ya que desde ese momento se comenzaron a escuchar ruidos o se veían sombras que acosaban el lugar y a su propietario, quien entre sus creencias, pensaba que las muñecas alejarían al espíritu de la joven que había muerto ahí. 


Con el tiempo, las muñecas hacían las veces de compañía a Santana, que bajo los cuidados de ellas y de su sobrino Anastasio vivió en su chinampa hasta que falleció en el año 2001, 50 años después de la muerte de la joven. La isla quedo a manos de su sobrino, quien es el encargado de contar las historias del lugar.

A la muerte de Don Julián le rodea una leyenda. Muchas veces, mientras pescaba, decía que una sirena  le hablaba pues quería llevárselo con ella, por lo que él le cantaba para alejarla, hasta el día en que la sirena pudo más. Era 17 abril, su sobrino lo acompañaba en las labores del día y “el señor de las muñecas” de nuevo escucho el llamado de la sirena, por lo que aviso que le cantaría para así alejarla como le era costumbre, pero al regresar su sobrino, le encontró muerto por un paro cardiaco en el preciso lugar donde la joven había muerto años atrás. 


No hay una cantidad exacta de muñecas, sin embargo, se dice que hay alrededor de 500 que conforman la macabra colección. Entre ellas, hay una que era especial para Don Julián, a la que se le atribuyen poderes o milagros y quien visita la isla, le pide a la muñeca algún favor y a cambio le deja objetos de valor o incluso dinero. La muñeca se encuentra en una especie de altar hecho con una trajinera pequeña, en cuyo adorno se encuentra escrito “Xochimilco” y además está ataviada con collares y hasta lentes oscuros.


Con el paso del tiempo, no solo muñecas son las que cuelgan de los arboles, sino también muchos juguetes o animales de peluche e incluso imágenes religiosas.
El nuevo cuidador del lugar, Anastasio Santana, cuenta que las muñecas parecen tener vida propia, se mueven solas, hacen ruidos o aparecen en lugares donde no estaban, incluso después de haberlas acomodado en un lugar especifico, estas regresan a donde les place estar. 


La última de las leyendas del lugar es una maldición. Se cuenta que quien moleste a las muñecas es presa de una mala fortuna, enfermedades y llegando incluso a la muerte, como ocurrió ya una vez a un hombre que en su escepticismo, tomo a la muñeca de la trajinera y la maltrató. Al poco tiempo el hombre fue atacado por una serie de enfermedades que acabaron con su muerte. 

En vida, el señor Julián procuraba a las muñecas como sus propias hijas, poniéndoles ropa o haciéndoles coronas con plantas, cosas que se aprecian al visitar su casa. Gracias a esto y a la condición de las muñecas, muchas rotas, quemadas o muy sucias, fue acusado de practicar brujería pero jamás fue comprobado, simplemente usaba las muñecas como un medio de protección y hasta como compañía, sin importar el deterioro de las mismas. 


Sin embargo, los ruidos y sombras no abandonan la isla, pero ahora no son solo de la joven que perdió la vida ahí, sino del mismo hombre que fundo la leyenda de “La isla de las muñecas”, ya que, en voz de su sobrino, dice que en el lugar aun se escucha el andar del hombre por la casa.

La isla es reconocida como Patrimonio Cultural de la Humanidad y ha sido escenario para películas y programas de televisión.


Escrito para Poisonous Raspberry Fields por: Venus Nightmare
Publicado por Venom Noir

En texto todos los derechos reservados©

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