La delegación Xochimilco en la ciudad de México es cuna de
un maravilloso lugar con canales que desbordan vida y colores, sin embargo, por
estos canales se llega a un lugar escabroso y sorprendente, cuyos visitantes
quedan maravillados y asustados por las
leyendas que se cuentan ahí, además de la escena tétrica que ante sus ojos
aparece cuando se pasa de frente, hablo de “la isla de las muñecas”.
Para llegar a este lugar hay que hacer un recorrido en
trajinera. Las trajineras son el medio de transporte para los canales del
lugar. Cuentan con techo para proteger del sol y están decoradas al frente
con flores que formaban el nombre de una
mujer. Esta tradición surgió como un medio de conquista entre los hombres,
sorprendiendo a sus novias con el detalle de su nombre en el transporte de su
recorrido.
Son varias las leyendas que rodean a esta “chinampa” la
forma en que es llamada a los trozos de tierra o islas que rodean los canales. La
primera explica la razón de las muñecas en la isla.
Julián Santana Barrera era un hombre solitario que se
dedicaba a cultivar y vender verduras y flores en el mercado de la comunidad.
Por su poca convivencia con los vecinos nadie solía tomarle mucha atención, hasta
que un día empezó a difundir la palabra de Dios en las esquinas de la
localidad, cosa que era vista como una blasfemia, acarreándole maltratos e insultos por parte de la gente.
Tiempo después, se le vio buscando entre la basura y los
canales a las muñecas, que sin importar
su estado, recogía y se llevaba a su casa, las limpiaba e iba esparciendo por
toda su propiedad. El hecho no sorprendió
a nadie, hasta que un día el señor desapareció de las calles, pensando todos
que ya había fallecido.
Para la década de los noventa, el gobierno del Distrito
Federal puso en marcha el rescate ecológico de los canales de Xochimilco y fue
ahí donde se conoció el destino de las muñecas que hasta ese momento era un
misterio. La chinampa donde habitaba Santana estaba rodeada de muñecas que
colgaban de los arboles, cables y en todo lado posible de la isla, sin embargo,
aun no había una explicación para ellas, y no se daba razones para el acontecimiento.
Poco a poco las dudas se fueron despejando, ya que algunos
estudiantes desembarcaban ahí por curiosidad y la historia les era contada, a modo
de agradecimiento ellos volvían con más muñecas para adornar la isla.
A la entrada de la isla se aprecia una cruz que señala el lugar donde una joven murió
ahogada hace más de 50 años. Este hecho marco a la isla en forma irreversible,
ya que desde ese momento se comenzaron a escuchar ruidos o se veían sombras que
acosaban el lugar y a su propietario, quien entre sus creencias, pensaba que
las muñecas alejarían al espíritu de la joven que había muerto ahí.
Con el tiempo, las muñecas hacían las veces de compañía a
Santana, que bajo los cuidados de ellas y de su sobrino Anastasio vivió en su
chinampa hasta que falleció en el año 2001, 50 años después de la muerte de la
joven. La isla quedo a manos de su sobrino, quien es el encargado de contar las
historias del lugar.
A la muerte de Don Julián le rodea una leyenda. Muchas veces,
mientras pescaba, decía que una sirena le
hablaba pues quería llevárselo con ella, por lo que él le cantaba para
alejarla, hasta el día en que la sirena pudo más. Era 17 abril, su sobrino lo
acompañaba en las labores del día y “el señor de las muñecas” de nuevo escucho
el llamado de la sirena, por lo que aviso que le cantaría para así alejarla
como le era costumbre, pero al regresar su sobrino, le encontró muerto por un
paro cardiaco en el preciso lugar donde la joven había muerto años atrás.
No hay una cantidad exacta de muñecas, sin embargo, se dice
que hay alrededor de 500 que conforman la macabra colección. Entre ellas, hay
una que era especial para Don Julián, a la que se le atribuyen poderes o
milagros y quien visita la isla, le pide a la muñeca algún favor y a cambio le
deja objetos de valor o incluso dinero. La muñeca se encuentra en una especie
de altar hecho con una trajinera pequeña, en cuyo adorno se encuentra escrito “Xochimilco”
y además está ataviada con collares y hasta lentes oscuros.
Con el paso del tiempo, no solo muñecas son las que cuelgan
de los arboles, sino también muchos juguetes o animales de peluche e incluso
imágenes religiosas.
El nuevo cuidador del lugar, Anastasio Santana, cuenta que
las muñecas parecen tener vida propia, se mueven solas, hacen ruidos o aparecen
en lugares donde no estaban, incluso después de haberlas acomodado en un lugar
especifico, estas regresan a donde les place estar.
La última de las leyendas del lugar es una maldición. Se
cuenta que quien moleste a las muñecas es presa de una mala fortuna,
enfermedades y llegando incluso a la muerte, como ocurrió ya una vez a un
hombre que en su escepticismo, tomo a la muñeca de la trajinera y la maltrató.
Al poco tiempo el hombre fue atacado por una serie de enfermedades que acabaron
con su muerte.
En vida, el señor Julián procuraba a las muñecas como sus
propias hijas, poniéndoles ropa o haciéndoles coronas con plantas, cosas que se
aprecian al visitar su casa. Gracias a esto y a la condición de las muñecas,
muchas rotas, quemadas o muy sucias, fue acusado de practicar brujería pero jamás
fue comprobado, simplemente usaba las muñecas como un medio de protección y
hasta como compañía, sin importar el deterioro de las mismas.
Sin embargo, los ruidos y sombras no abandonan la isla, pero
ahora no son solo de la joven que perdió la vida ahí, sino del mismo hombre que
fundo la leyenda de “La isla de las muñecas”, ya que, en voz de su sobrino,
dice que en el lugar aun se escucha el andar del hombre por la casa.
La isla es reconocida como Patrimonio Cultural de la
Humanidad y ha sido escenario para películas y programas de televisión.
Escrito para Poisonous Raspberry Fields por: Venus Nightmare
Publicado por Venom Noir
Publicado por Venom Noir
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