A veces el no poder encajar en una
sociedad o fracasar en cada intento de sueño, proyecto o negocio, en
el cual se tenía total confianza, hace que el ser humano se
desbalancee sentimentalmente, lo hace sentir derrotado, inútil, que
no sirve y si se encuentra solo con el problema este puede llegar a
agravarse.
Algunos toman la salida fácil a todo, el suicidio, ya que no pueden más, creen que los problemas definitivamente no van a acabar, que su mala suerte es una maldición o simplemente están cansados te obtener un fracaso detrás de otro.
Algunos toman la salida fácil a todo, el suicidio, ya que no pueden más, creen que los problemas definitivamente no van a acabar, que su mala suerte es una maldición o simplemente están cansados te obtener un fracaso detrás de otro.
Resulta increíble, que los problemas de una persona lleguen a ser tan fuertes, que considere como única alternativa para encontrar la paz, el quitarse la vida. Pero aún más increíble, que en Japón exista un lugar, el cual es preferido por estas personas, para quitarse la vida.
Se trata de un bosque a las faldas del
monte Fuji, de aproximadamente de unos 35 km2, el bosque
de Aokigahara o mejor conocido, como el bosque de los suicidios.
Este bosque ha sido el punto final de
centenares de personas, pues es un lugar muy popular para
suicidarse, siendo el lugar número 1 en Japón y el segundo lugar
con mayor cantidad de suicidios a nivel mundial, siendo solo rebasado
por el infame puente Golden Gate en San Francisco, Estados Unidos.
El gobierno japonés ha declarado que
desde la década de 1950 se han encontrado alrededor de 500
cadáveres, siendo la causa principal de estos el suicidio, ya sea
por ahorcamiento o por sobredosis de pastillas o alguna droga, las
victimas siempre rondan los 30 años de edad y suelen ser de la
ciudad, pues los lugareños no son quienes terminan ahí sus días,
si no personas agobiadas por sus problemas laborales, maritales o por
la gran soledad que a veces se llega a vivir en Japón, aun estando
rodeado de gente.
Se dice que una de las razones por las
que aumento la taza de suicidas en el bosque fue después de la
publicación de la novela Nami no tou, del escritor Seicho
Matsumoto, en 1960, quien en su novela, los amantes, personajes
principales de la historia terminan suicidándose en Aokigahara. Y
por si esto no fuera suficiente, en el año 1993 Wataru Tsurumi
recomendaría este lugar como uno de los mejores para morir en su
libro El completo manual del suicidio. Texto el cual se
encuentra frecuentemente junto con los cuerpos.
Desde el año 1988 la cantidad de
muertes ha aumentado hasta a llegar a cifras de 100 a 110 al año,
por lo que el gobierno japonés ha decidido en los últimos años, el
no dar a conocer la cifra de cuerpos encontrados, y no mencionar nada
al respecto hasta el punto de considerar tabú el hablar de
Aokigahara, para así no promocionar aquel lugar entre los suicidas
potenciales.
Cada año la policía local,
guardabosques y voluntarios, hacen búsquedas de cadáveres y
personas desaparecidas, pero a pesar de todos estos esfuerzos muchos
de los restos humanos son encontrados por visitantes y excursionistas
curiosos. Estas expediciones sirven además para ir dejando mensajes
positivos en carteles que hagan cambiar de parecer a las personas y
regresen con sus familias. Como el que estás viendo en este momento
que dice: “Tu vida es valiosa y te ha sido otorgada por tus padres.
Por favor, piensa en ellos, en tus hermanos e hijos. Por favor, busca
ayuda y no atravieses este lugar solo”.
Las personas que han estado ahí dicen
sentir un silencio abrumador, tan así que solo se escuchan sus
pisadas y el latido de su corazón muy elevado por el miedo, ya que
también, este bosque se considera maldito, habitado por los
espíritus de todas aquellas personas que se han quitado la vida.
Y la imagen no ayuda para nada, pues al
inicio el bosque está lleno de cinta adhesiva, dejada ahí por los
excursionistas o personas que dudan sobre el quitarse la vida, para
poder guiarse de regreso, además de pertenencias, tiendas de
campaña, mochilas, zapatos, sogas, y cajas de medicinas y pastillas,
muchas veces indicando donde se ha encontrado un cuerpo. Pero sobre
todo, hay suertes de magia negra o brujería, pues se han encontrado
muñecos boca abajo clavados en árboles, crucifijos hechos con
ramas, cabezas de muñecas o inscripciones raras en los árboles.
Una de las leyendas dice que en el
Japón feudal del siglo XIX, en un estado de hambrunas y epidemias
muy fuertes, las familias más pobres dejaban a los miembros más
viejos de su familia ahí, o a los niños, para que se perdieran y
murieran, ya que les era imposible el cuidarlos y alimentarlos. Pero
el espíritu de aquellas personas vagaría eternamente en el bosque,
tratando de buscar salida, pues se dice que ni para los espíritus se
encuentra una salida fácil una vez que se ha adentrado al corazón
de Aokigahara.
El reto entre los valientes es
adentrarse al bosque entre las 2 y 3 de la madrugada, pues se dice
que es el momento en el que más manifestaciones paranormales suceden
en el lugar. Pero se debe estar realmente demente o literal ser
suicida para adentrarse al bosque a esa hora, pues si de día es
tenebroso y es muy fácil perderse, de noche puede que te vuelvas una
estadística más en la lista de cadáveres encontrados. Aunado a
eso, existe el rumor de que hay muchos yacimientos de hierro
magnético en los alrededores, por los que ni brújulas ni GPS sirven
en el lugar.
Es triste que una persona decida acabar
con su vida, sus razones tienen, pero siempre hay que recordar que
para todo existe una solución, la salida fácil es la salida que los
cobardes toman.
Y a ti ¿Te gustaría visitar el bosque
de Aokigahara?
En texto todos
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