En la actualidad ver a una persona con algún tatuaje, sea
este chico o grande, ya no es algo sorprendente, de hecho muchos de nosotros
tenemos amigos o familiares con tatuajes o nosotros mismos lucimos algún bonito
diseño en nuestro cuerpo.
Si bien aún existe mucha desinformación, discriminación y
mala fama con respecto a las personas con tatuajes, nada se compara con la que
se vive en Japón.
Desde tiempos antiguos en Japón se ha practicado el tatuaje.
Ahora bien, existen varias palabras para referirse a un tatuaje en Japón, pero
hablaremos principalmente de las palabras Irezumi y Oukoshisei.
Oukoshisei, esta palabra se usa para referirse al tatuaje
como forma artística, para denominar la belleza y hermosura de este tipo de
arte.
Irezumi, prácticamente es el cambio de coloración de la piel
a base de tinta insertada debajo de esta, con fines decorativos.
También existen varias técnicas de tatuado, desde el Tebori,
técnica de tatuado que utiliza agujas fijadas a una vara de bambú o madera y el
diseño es tatuado en su totalidad a mano, siendo más tardado y mucho más
doloroso, pero el resultado suele ser mucho más detallado.
El Horinomi era otra técnica usada para tatuar, la
diferencia era que los materiales con los que se realizaban estos tatuajes eran
menos finos, además de que esta técnica era exclusiva para tatuar esclavos y
criminales, haciendo que se distinguieran entre los de más.
Por esta razón en Japón comenzó a verse mal el que una
persona llevara algún tatuaje visible, pues de inmediato se le relacionaba con
actos delictivos.
Las mujeres japonesas también se tatuaban, siendo las
prostitutas y geishas las más famosas, pues sus tatuajes simbolizaban tanto su
rango, como a quien le pertenecían o quien era su amante. Aunque si cambiaba de
amante, la geisha tendría que cambiar de tatuajes, cosa difícil para la época.
Este arte poco a poco
fue creciendo, tanto en belleza como en variedad de diseños, lo que hizo que se
volviera muy popular entre los Emperadores y gente rica del siglo VI y VII.
Muchos eran los que tenían algún motivo tatuado, ya fuera de
cuerpo completo (body suit) o algo pequeño, pero no fue sino hasta 1942 cuando
el emperador Matsuhito prohibió la práctica del tatuaje pues temía que a ojos
de los europeos y americanos Japón fuera visto como un país de barbaros.
Esta prohibición duraria poco, ademas muchos japoneses
comenzaron a emigrar a otras regiones y países, donde enseñarían este arte,
como también en la clandestinidad se tatuaría a las personas, muchas veces por
sumas muy fuertes de dinero, principalmente criminales que ahora ellos mismos pagarían
por ser tatuados.
La prohibición seria levantada en 1945, pero la mala imagen criminal
y prohibida que esta le dejaría al tatuaje seria recordada aun en nuestros días.
Existen muchos lugares en Japón, principalmente playas, piscinas
y baños públicos, que está prohibido ingresar si se tiene algún tatuaje, pues
lamentablemente aun hoy en día se asocia a una persona tatuada con
criminalidad, principalmente siendo fichado como miembro Yakuza (Mafia
japonesa) cuando muchas veces no es el caso, ya que los Yakuza se tatúan todo o
gran parte del cuerpo con un solo diseño que puede tardar hasta cinco años en
ser terminado, pero estos establecimientos hasta el más pequeño de los tatuajes
lo relacionan con criminalidad.
Existen hasta hoteles y restaurantes en los cuales si el
tatuaje es visible te niegan la entrada o ponen carteles en la entrada
prohibiendo el paso por miedo a que seas un Yakuza.
Es triste, pero aun existe este grado de discriminación en
el planeta y es por parte de un país que se cree de primer mundo. Esperemos que
algún día se cambie la mentalidad sobre el tatuaje, se deje de ver como una
marca criminal y se comience a ver como el arte que es.
En texto todos los derechos reservados©
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