
Los procesos de canonización en la actualidad son muy complicados, pues se requieren de varias pruebas de actos milagrosos, además de tiempo en el que la iglesia decidirá si es o no apto el individuo para ser un santo. Aunque la palabra final siempre la tendrá el Papa, la verdad es que pueden pasar decenas o cientos de años para que alguien pueda ser considerado un santo.