Una de las leyendas japonesas mas
famosas y antiguas proviene del siglo XVII, originalmente de origen
chino, esta leyenda se adapto rápidamente en la cultura popular
japonesa hasta volverse la mas contada y reconocida, ya sea en
películas, video juegos, manga o anime, se llega a hacer alguna
referencia a la misma, se trata de Kaidan Botan Doro, también
conocida como la historia de la lampara de peonía.
Para iniciar, gracias a su gran popularidad existen muchas versiones de esta leyenda, tanto las que fueron adaptadas para televisión y cine, como también para teatro kabuki.
Esta hermosa historia de amor trata
acerca de Ogiwara Shinnojo, un joven bien acomodado (o en otras
versiones un samurái) y Otsuyu, una hermosa chica, de la cual
Ogiwara queda total y perdidamente enamorado.
La pareja comenzaría verse en secreto,
frecuentándose cada vez mas y mas. Pasado cierto tiempo deciden
contraer nupcias, pero antes del gran evento, Ogiwara cae gravemente
enfermo, por lo que le seria imposible poder ver a su amada Otsuyu
por un largo tiempo, hasta que recobrara por completo su salud.
La salud de Ogiwara poco a poco iría
mejorando hasta encontrarse totalmente recuperado, decide ir a ver a
su hermosa Otsuyu, pues había pasado mucho tiempo, la extrañaba
demasiado como para poder dejar correr mas minutos sin verla.
Lamentablemente al llegar al hogar de su prometida, se entera que
Otsuyu ha muerto, de una enfermedad desconocida.
Ogiwara no lo podía creer, el corazón
se le destrozo, el se culpaba, el culpaba a su enfermedad, el debía
de haber muerto, no ella.
El curso de la vida debe de continuar,
y aunque dolido, Ogiwara continuo con la suya. En una ocasión,
durante el festival de Obon, Ogiwara, quien se encontraba rezando por
el alma de su amada, es abordado por dos mujeres, una de ellas se
trataba ni mas ni menos que de Otsuyu, la otra mujer era una
sirviente de la joven, la cual traía consigo una lampara de peonía.
Al parecer la sorpresa es reciproca,
pues a Otsuyu le había sido dicho que Ogiwara había muerto, todo
esto, según dijo, fue una estratagema de su tía, quien no aprobaba
su relación. Ellos mas felices que nunca continuaron con su
relación, viéndose en secreto, todas las noches, pues esta vez no
permitirían que nadie se entrometiera en su amor.
Cada noche Otsuyu escapaba de casa,
para ir al hogar de Ogiwara, la joven mujer siempre iba, sin embargo,
acompañada de su sirviente, la mujer con la lampara de peonía, la
cual alumbraba el camino de Otsuyu y esperaba pacientemente afuera
del cuarto hasta casi el amanecer, para poder regresar con bien a la
joven a casa.
En una de las tantas visitas de Otsuyu,
el ruido de la pasión de los amantes llamo la atención de uno de
los sirvientes de Ogiwara, el sirviente se emociono, pues podría ver
a su maestro en “acción” con una mujer, así se que acerco a
espiar, sin embargo el espectáculo fue todo menos lo esperado.
El sirviente no podía creer lo que sus
ojos veían, una hórrida vision donde se encontraba Ogiwara teniendo
sexo con un cadaver en descomposición, además que afuera del cuarto
se hayaba otro cadaver esquelético, junto a una lampara de peonía.
El sirviente de inmediato corrió con
un monje del templo cercano a contarle todo lo sucedido, el monje
prometió al sirviente que le ensenaría a Ogiwara algo que lo haría
recapacitar, pero además doto al sirviente de muchos amuletos y
protecciones en papel para poder ponerlas en toda la casa.
Al día siguiente el monje se presento
en casa de Ogiwara, como lo acordado y llevo al joven al cementerio,
para mostrarle las tumbas de Otsuyu y su sirvienta. Pues ellas
realmente habían muerto, tal vez fue el deseo tan fuerte de Ogiwara
por volver a ver a su amada que hizo que esta no pudiera descansar o
la llamo desde el otro mundo.
El joven regreso a casa, al llegar la
noche, como era costumbre, se encontraba ya en la puerta de su casa
Otsuyu y su sirvienta, pero esta vez no podían pasar, los sellos y
talismanes habían surtido efecto, ya no podían poner un pie dentro
de la casa de Ogiwara.
Otsuyu le reprochaba desde afuera el
por que la ignoraba, ¿Donde estaba ese amor que se profesaban noche
con noche? ¿Acaso para Ogiwara no había sido importante?
Noche tras noche, la joven mujer
regresaba, para rogarle a Ogiwara que saliera, tanto fue su
insistencia y la debilidad del joven, que este cedió. Pero Otsuyu ya
no quería entrar a la casa de su prometido, esta vez irían a su
casa.
A la mañana siguiente, los sirvientes
de Ogiwara buscaban a su amo por todas partes, no se encontraba en la
casa, ni en los jardines, la busqueda tarde o temprano los guió
hasta el cementerio, donde encontraron el cuerpo sin vida de Ogiwara,
abrazando el esqueleto putrefacto de Otsuyu, y sobre ellos,
alumbrando la fatídica escena, una lampara de peonía.
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