27 jun 2016

Kaidan Botan Dōrō



Una de las leyendas japonesas mas famosas y antiguas proviene del siglo XVII, originalmente de origen chino, esta leyenda se adapto rápidamente en la cultura popular japonesa hasta volverse la mas contada y reconocida, ya sea en películas, video juegos, manga o anime, se llega a hacer alguna referencia a la misma, se trata de Kaidan Botan Doro, también conocida como la historia de la lampara de peonía.

Para iniciar, gracias a su gran popularidad existen muchas versiones de esta leyenda, tanto las que fueron adaptadas para televisión y cine, como también para teatro kabuki.


Esta hermosa historia de amor trata acerca de Ogiwara Shinnojo, un joven bien acomodado (o en otras versiones un samurái) y Otsuyu, una hermosa chica, de la cual Ogiwara queda total y perdidamente enamorado.

La pareja comenzaría verse en secreto, frecuentándose cada vez mas y mas. Pasado cierto tiempo deciden contraer nupcias, pero antes del gran evento, Ogiwara cae gravemente enfermo, por lo que le seria imposible poder ver a su amada Otsuyu por un largo tiempo, hasta que recobrara por completo su salud.


La salud de Ogiwara poco a poco iría mejorando hasta encontrarse totalmente recuperado, decide ir a ver a su hermosa Otsuyu, pues había pasado mucho tiempo, la extrañaba demasiado como para poder dejar correr mas minutos sin verla. Lamentablemente al llegar al hogar de su prometida, se entera que Otsuyu ha muerto, de una enfermedad desconocida.

Ogiwara no lo podía creer, el corazón se le destrozo, el se culpaba, el culpaba a su enfermedad, el debía de haber muerto, no ella.


El curso de la vida debe de continuar, y aunque dolido, Ogiwara continuo con la suya. En una ocasión, durante el festival de Obon, Ogiwara, quien se encontraba rezando por el alma de su amada, es abordado por dos mujeres, una de ellas se trataba ni mas ni menos que de Otsuyu, la otra mujer era una sirviente de la joven, la cual traía consigo una lampara de peonía.


Al parecer la sorpresa es reciproca, pues a Otsuyu le había sido dicho que Ogiwara había muerto, todo esto, según dijo, fue una estratagema de su tía, quien no aprobaba su relación. Ellos mas felices que nunca continuaron con su relación, viéndose en secreto, todas las noches, pues esta vez no permitirían que nadie se entrometiera en su amor.

Cada noche Otsuyu escapaba de casa, para ir al hogar de Ogiwara, la joven mujer siempre iba, sin embargo, acompañada de su sirviente, la mujer con la lampara de peonía, la cual alumbraba el camino de Otsuyu y esperaba pacientemente afuera del cuarto hasta casi el amanecer, para poder regresar con bien a la joven a casa.


En una de las tantas visitas de Otsuyu, el ruido de la pasión de los amantes llamo la atención de uno de los sirvientes de Ogiwara, el sirviente se emociono, pues podría ver a su maestro en “acción” con una mujer, así se que acerco a espiar, sin embargo el espectáculo fue todo menos lo esperado.

El sirviente no podía creer lo que sus ojos veían, una hórrida vision donde se encontraba Ogiwara teniendo sexo con un cadaver en descomposición, además que afuera del cuarto se hayaba otro cadaver esquelético, junto a una lampara de peonía.

El sirviente de inmediato corrió con un monje del templo cercano a contarle todo lo sucedido, el monje prometió al sirviente que le ensenaría a Ogiwara algo que lo haría recapacitar, pero además doto al sirviente de muchos amuletos y protecciones en papel para poder ponerlas en toda la casa.

Al día siguiente el monje se presento en casa de Ogiwara, como lo acordado y llevo al joven al cementerio, para mostrarle las tumbas de Otsuyu y su sirvienta. Pues ellas realmente habían muerto, tal vez fue el deseo tan fuerte de Ogiwara por volver a ver a su amada que hizo que esta no pudiera descansar o la llamo desde el otro mundo.


El joven regreso a casa, al llegar la noche, como era costumbre, se encontraba ya en la puerta de su casa Otsuyu y su sirvienta, pero esta vez no podían pasar, los sellos y talismanes habían surtido efecto, ya no podían poner un pie dentro de la casa de Ogiwara.

Otsuyu le reprochaba desde afuera el por que la ignoraba, ¿Donde estaba ese amor que se profesaban noche con noche? ¿Acaso para Ogiwara no había sido importante?

Noche tras noche, la joven mujer regresaba, para rogarle a Ogiwara que saliera, tanto fue su insistencia y la debilidad del joven, que este cedió. Pero Otsuyu ya no quería entrar a la casa de su prometido, esta vez irían a su casa.

A la mañana siguiente, los sirvientes de Ogiwara buscaban a su amo por todas partes, no se encontraba en la casa, ni en los jardines, la busqueda tarde o temprano los guió hasta el cementerio, donde encontraron el cuerpo sin vida de Ogiwara, abrazando el esqueleto putrefacto de Otsuyu, y sobre ellos, alumbrando la fatídica escena, una lampara de peonía.




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